El mercado de los seguros de satélites en órbita ha experimentado muchos avances, pero el espacio en sí sigue siendo un entorno complicado. Los satélites que lanzamos al espacio deben resistir años de intensa radiación solar, condiciones de vacío perjudiciales y temperaturas que oscilan entre los -150º C hasta los 200º C. Esto significa que, a veces, a pesar de un diseño cuidadoso, una fabricación altamente regulada y pruebas rigurosas, las piezas pueden fallar.
De hecho, es por eso que el seguro espacial, como clase, está reconocido como una medida crucial de mitigación de riesgos, no sólo para los operadores y fabricantes de satélites, sino también para quienes buscan financiamiento para nuevas misiones espaciales. Si se tiene en cuenta que un solo satélite de comunicaciones puede generar entre 100 y 200 millones de dólares de ingresos al año, que podrían repetirse en una flota de hasta 30 naves espaciales, resulta evidente la ventaja de contratar un seguro que cubra la vida útil en órbita.
Los desafíos
Aunque el seguro espacial pueda parecer un concepto nuevo, su origen se remonta a 1965, cuando se emitió la primera póliza para el satélite Intelsat I. Se limitaba a la responsabilidad civil ante terceros y a los riesgos previos al lanzamiento, pero marcó el inicio de un mercado especializado en seguros espaciales.
Este campo se ha desarrollado durante las últimas seis décadas para satisfacer las necesidades de los operadores de satélites y ha alcanzado un cierto nivel de madurez. Sin embargo, el mercado de los seguros espaciales se enfrenta continuamente a dos problemas importantes: la muestra estadística relativamente pequeña y el ritmo de desarrollo de la tecnología. El primero es consecuencia del simple hecho de que el número de satélites asegurables se compara miserablemente con, por ejemplo, el número mucho mayor de Airbus A330 o Boeing 737 en funcionamiento. El deseo constante de innovar es un proceso natural en cualquier campo de la ingeniería, pero no encaja bien con una suscripción centrada en el patrimonio y la fiabilidad de los equipos.
El resultado general es un mercado volátil en el que un par de siniestros importantes pueden diezmar los ingresos por primas de un año. Por ejemplo, en 2023/24 los siniestros han superado con creces las primas y, como consecuencia, las tarifas han subido drásticamente.
Un problema inherente a los satélites es la relativa inaccesibilidad de su entorno operativo. La mayoría de los satélites de comunicaciones están estacionados a 36,000 km sobre la superficie terrestre, lo que significa que si algo sale mal, no podemos simplemente enviar un equipo de mantenimiento para arreglarlo. Sin embargo, aquí es donde el desarrollo tecnológico puede venir al rescate, en forma de un conjunto de tecnologías denominadas colectivamente servicio en órbita (IOS).
Reparación orbital
En la actualidad, varias agencias espaciales y contratistas de la industria están ampliando los límites de las operaciones espaciales mediante el desarrollo de naves espaciales que se acoplan a los satélites y toman su control. El objetivo es prolongar la vida útil de los satélites. Northrop Grumman, Astroscale y otras empresas ya lo han demostrado. Mientras tanto, se están probando otros vehículos que reabastecen el propulsor de maniobra de un satélite.
La última intención es que "remolcadores espaciales" especializados con manipuladores robóticos puedan reajustar o sustituir algunos componentes averiados, muchos de los cuales se producirán en el espacio mediante impresión 3D y otras técnicas de fabricación. Esto contribuiría en cierta medida a normalizar los seguros espaciales en comparación con otras clases.
La esperanza es poder arreglar un problema en órbita, en lugar de presentar una reclamación por el costo total de un satélite averiado, reduciendo drásticamente los costos de las reclamaciones (sobre todo teniendo en cuenta que reemplazar un gran satélite puede costar cientos de millones de dólares). Esto, a su vez, reduciría la volatilidad general del mercado espacial y atraería potencialmente a otras aseguradoras, aumentando así la capacidad del mercado.
Espacio Lockton
Todavía quedan algunos "patos tecnológicos" por resolver antes de que podamos declarar "resuelto" el problema de la reparación de satélites, pero la promesa de un servicio en órbita está galvanizando a la comunidad de los seguros espaciales, en especial al nuevo equipo espacial de Lockton, con base en Londres.
De hecho, el equipo está mirando aún más lejos, a medida que la industria espacial desarrolla estaciones espaciales comerciales en órbita terrestre baja y lleva a cabo un retorno estructurado a la Luna tanto para naves automatizadas como para misiones tripuladas. Para que el concepto de minería lunar, tantas veces debatido, se haga realidad, serán necesarios satélites de comunicaciones y navegación en órbita lunar (como los que tenemos alrededor de la Tierra)... y necesitarán un seguro.
El mercado de los seguros espaciales nunca ha estado exento de desafíos, y los próximos años pondrán a prueba su determinación hasta el límite, pero el equipo de Lockton Space espera con ansias esta nueva oportunidad.
Para más información, póngase en contacto con el autor de este artículo o con su representante de Lockton.